La persona engañada pasa por muchas fases: shock, negación, enojo,
culpa, agresión verbal, tristeza, asumir o negar responsabilidad...
Luego, llega el momento de plantearse los pasos a seguir y si continuar o
no con la relación.
Algunos tips para superar este momento y para decidir si vale la pena perdonar o no:
* No preguntes detalles. No conviene meterse en ese terreno, ni hacerse una imagen mental o auditiva de lo que sucedió.
* Identificá la causa real del dolor. ¿Te
duele el engaño? ¿O hay otra razón mayor que te genera esta
infelicidad? Por ejemplo: sueños rotos, o que la familia y los amigos se
hayan enterado y nos dé vergüenza.
* Tratá de hablar. La
infidelidad es un síntoma de que algo no funciona como debería en la
relación. ¿Lo hablaste con tu pareja? ¿Hay cosas que pueden
cambiar/mejorar para armar algo satisfactorio para los dos?
* No intentes olvidar. Es
imposible. Sería borrar algo que sucedió y negar la realidad, lo que
nunca trae buenas consecuencias. Si decidís perdonar, dejá atrás el
hecho, sabiendo que existió. Llorá, hablá con un psicólogo o con tus
amigos o familia. Poné un punto límite, una fecha específica para, a
partir de ahí, dejar el pasado atrás y mirar hacia el futuro con otros
ojos.
* Tené en cuenta que las cosas no volverán a ser como antes.
Pueden llegar a ser peores pero también mejores. Hay casos de personas
que luego del episodio se dieron cuenta del valor del otro, de sus
sentimientos reales, y pueden sostener buenos vínculos. Otras prefieren
dar vuelta la hoja y marcharse.
* Evitá los rencores. La
infidelidad es una espina clavada que causa una herida imborrable. No
vale la pena quedarse en el resentimiento ni en el “por qué a mí”. Sólo
te dañará y no te permitirá sacarte esa espina para avanzar hacia la
dirección que desees.
* Si perdonás, hacelo desde el corazón. Tiene
que ser al 100%, los perdones a medias no sirven. Además, te conviene
dejar en claro que será solo UNA vez, que no habrá lugar para engaños a
repetición. Te merecés todo el respeto del mundo y volver a tolerar algo
semejante es la puerta abierta a que se transforme en un hábito de la
pareja.
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